Hoy he visto, mientras viajaba en el autobús, a una
chica joven leyendo un libro amarillento, sucio y casi descosido. Su interés me
llamó la atención, ya que nada parecía distraerla, y el estado del libro me
extrañó. Me esforcé, curiosa que soy, para leer el título de su portada y me
encontré con una obra no tan antigua (años sesenta) como aparentaba, pero que
debía haber dormido en algún rincón inhóspito o pasado por muchas manos (aunque
no tenía la típica numeración de biblioteca). Es una lástima encontrarse con
gente que maltrata los libros y que impedirá que esas ediciones lleguen al
futuro, pero al mismo tiempo, es esperanzador ver a una muchacha de hoy en día
con un libro en la mano (no un e-book, no la última entrega de la saga “Crepúsculo” sino un libro de verdad). La obra
era la premiada “Las Ratas” de Miguel Delibes.
Eso me ha hecho recordar que últimamente, no sé si
porque estoy más atenta o porque salgo más, estoy encontrando anécdotas aquí y
allá, de distintos ámbitos y sin relación, pero que pueden dar un toque
distinto a esta entrada.
El otro día, una amiga mía, me contaba que se había
apuntado a un gimnasio con la llegada del verano y que una familiar le había
dicho que se iba a quedar “delgada como una sífilis”. La expresión le había hecho
mucha gracia y de forma simpática comentaba que después de sacar del error a su
familiar y explicarle qué era una sílfide, adaptaron el dicho de la buena
señora como una broma.
La semana pasada, curioseando por la red, me topé
con un muchacho que pedía amistad y se anunciaba indicando que hablaba
perfectamente tres idiomas: el castellano, el inglés británico y el inglés
estadounidense… ¡Qué manejo de los idiomas! Pero… del castellano no
especificaba nada… ¿será el castellano de Castilla, o quizá el de México,
Colombia o Argentina? Yo no puedo decir que los maneje perfectamente, pero creo
que me defiendo en el español de los países hispanos…
Hace unas semanas nos abordó un relaciones públicas
de un pub de la ciudad. A juzgar por la cantidad de chicas y chicos jóvenes y atractivos
que se esfuerzan en “invitarte” a su pub, bar de copas o discoteca, la crisis
tiene que estar notándose en el sector.
El muchacho nos “entró” con cierta gracia, piropeándonos
y en lugar de darnos las consabidas tarjetitas de descuento, sacó una baraja de
cartas y comenzó a ¡hacer magia! Sí, sí, no intentó adivinar una carta que hubiéramos
pensado, sino que sacó mágicamente de la baraja una carta… al tercer intento.
Un chico muy majo, que si practica lo suficiente, quizá sea descubierto por un
cazatalentos.
El primer día de rebajas fui a curiosear por El
Corte Inglés. ¡Uy! Lo he dicho, no quería hacer publicidad, pero en fin… Pues
estando allí escuché una conversación muy salerosa entre uno de los muchísimos
vendedores que había y una de las pocas clientes (no sé si era por la crisis o
porque España jugaba la final de la Eurocopa, pero estaba la tienda casi
desierta). Le preguntaba el dependiente:
-¿Es para regalo?
-Sí.
-Entonces le quito el precio- añade.
-¡No, no!- exclama la señora contrariada - ¡Qué sepa
cuanto me ha costado!
-Entonces… - dijo el dependiente- le quito el precio
rebajado y le dejo el original.
-Mejor- añadió la mujer muy seriamente.
11 comentarios:
me han gustado todas las anécdotas, pero la del precio tiene premio. Parece una escena de una película de Berlanga, por lo menos. Pero si el detalle de la compradora tiene gracia, el del vendedor es para quitarse el sombrero. Eso es espíritu comercial, sí señor.
Un saludito.
Hola guapa, me ha gustado bastante leer esas reflexiones cotidianas en las que apenas nos detenemos a pensar sobre ellas. Tú las pones en relieve con tu estilo personal. Enhorabuena.... Espero tu próxima entrada con impaciencia ... Besos, Carlos
Genial.esta vez la forma y sobre todo el contenido. Cada vez me sorprendes mas. Genial.
Hola MJ!! Opino lo mismo que Ángeles, me han gustado todas las anécdotas pero como la de las rebajas, jajaja. Trabajar cara al público como yo he estado NO TIENE PRECIO, te encuentras cada caso que te caes para atrás, jajaja. Muchos besos guapa.
Pues sí, Ángeles :-) Un espíritu comercial envidiable :-) Me llamó mucho la atención esa escena. Verídica.
Carlos, muchas gracias :-)
Anónimo genial, no sé quién eres, no me has dado pistas, quizá te conozca, quizá no... Muchas gracias por leerme :-)
Francis, tú sabes mucho también de trabajar de cara al público y seguro que tienes más de una anécdota divertida e increíble. Gracias :-)
Un pesimista como yo diría que la chica joven de "Las ratas" es una estudiante obligada a leer "Las ratas"; recuerdo que en mi instituto era obligatorio, por ejemplo.
Pero hasta un pesimista como yo sonríe a gusto con la anécdota del precio.
Muy buenas historias
¡Gracias!
Gracias a ti, Nipolis, por tu comentario.
jajajaja me encanta la anecdota del que sabe hablar varios idiomas y se te olvido poner el castellano andaluz porque nosotros tambien tenemos nuestras propias palabras, te acuerdas, chorraera, guarrito, etc jajajajaja
besos charo
:-) Sí, Charo. Nosotros también tenemos nuestro propio castellano ;-) Gracias por tus comentarios.
Esta bacan esta anecdota. :-)
Gracias anónimo :-)
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